El debut de la dirección de Simon Aboud se titula "Comes a bright day" y es uno de esos thriller británicos que de vez en cuando dan la campanada y sorprenden a todo el mundo.
La sinopsis trata sobre un joven botones que intenta pedir una cita a una joven que trabaja en una joyería, con la mala suerte de que en ese mismo instante entran unos atracadores y les toman como rehenes.
De ahí en adelante, se suceden los giros argumentales que dejarán a más de uno con la boca abierta.
El reparto, por desgracia no parece demasiado estimulante, sobre todo si tenemos en cuenta que el protagonismo lo lleva el soso Craig Roberts. A su lado está la mucho más interesante Imogen Poots, ambos secundados por los eficientes Kevin McKidd y Timoth Spall.
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